sábado, 12 de mayo de 2012

Erasmo de Rotterdam, sus ideas.



3.1. La ética humanista: el cristianismo evangélico


Erasmo ejerció una gran influencia en toda Europa, no solo por su labor filológica, en la que era maestro indiscutible, sino porque plantea la renovación del cristianismo, convirtiéndose así en la gran figura del humanismo cristiano en su época y en los siglos posteriores.

Toda la obra de Erasmo está inspirada por el ideal de la renovación moral de Europa por medio del humanismo evangélico. Su propuesta, llamada Philosophia Christi, sigue el esquema que describimos a continuación.

Erasmo parte de la toma de conciencia de las corrupciones acumuladas durante siglos por la Iglesia y de su necesidad de reforma para devolverla a su pureza primitiva. Realiza una crítica mordaz al catolicismo tradicional que anticipa los ataques que posteriormente efectuaría Lutero. Pone de manifiesto aspectos como:
  • la ignorancia de los frailes;
  • las prácticas piadosas artificiales o supersticiosas;
  • o las discusiones artificiosas de los decadentes teólogos escolásticos.
Pese a esta sintonía con el teólogo alemán, Erasmo terminó rompiendo con él, después de unos años en que quiso mantenerse neutral en la disputa que mantuvo este con la Santa Sede. Erasmo defendió en De libero arbitrio (1524) la capacidad del hombre para redimirse por las buenas obras y Lutero le contestó ferozmente en De servo arbitrio (1525).

En segundo lugar, el de Rotterdam propone el uso de la capacidad racional del hombre para adquirir un mayor conocimiento de la religión cristiana. Y en este sentido, impulsa la recuperación de las lenguas y la cultura clásicas con dos fines:
  • Para educar al hombre en el desarrollo de las “virtudes naturales”.
  • Y para conocer la religión cristiana de forma directa, accediendo a las fuentes originales, tanto paganas, cromo cristianas.
La primera gran obra en esta línea fue el Novum Instrumentum, una edición crítica del texto griego del Nuevo Testamento, con una nueva traducción latina que pretendía desplazar la tradicional de S. Jerónimo (la Vulgata), texto oficial de la Iglesia católica desde hacía casi mil años. La ortodoxia romana rechazó su publicación. Erasmo también editó textos de los Santos Padres y una traducción del Antiguo Testamento en griego.

Por último, Erasmo planteaba reforzar esta formación inicial, basada en las fuentes evangélicas, con la educación moral propuesta por el cristinanismo.

Como podemos apreciar, los planteamientos de Erasmo son fundamentalmente morales; dejan las cuestiones dogmáticas en un segundo plano. El autor concreta esta línea de pensamiento en elManual del soldado cristiano (Enchiridion militis christiani, Amberes, 1504), una obra que propone una serie de recomendaciones prácticas para que los laicos vivan cristianamente.

 

3.2. El pensamiento político


El pensamiento político ocupa un lugar secundario en la producción erasmiana. Los planteamientos de la ética cristiana evangélica tienen también implicaciones políticas.

Erasmo pretende la moralización de la vida política, esto es, que la política quede subordinada a la ética cristiana. Personaliza la política en la figura del príncipe, propia de la época, y centra su reflexión en la formación y en el ejercicio del poder dentro de los límites definidos por la moral cristiana. El príncipe cristiano es, por tanto, un buen príncipe, y el Evangelio es la mejor guía para la política. Su perspectiva es radicalmente diferente de la que veremos en Maquiavelo. Para Erasmo la moral cristiana debe ser la norma que guíe todas las acciones humanas, incluidas las de los gobernantes.

Podemos encontrar reflexiones sobre el gobierno y la política, en general, en gran cantidad de las obras de Erasmo:
  • Panegírico de Felipe el Hermoso.
  • Tiranicidio.
  • Antipolemos.
  • Julius exclusus e Coeli.
  • Dulce bellum inexpertis.
  • Institutio principis christiani.
  • Querela pacis.
  • Familiarium Colloquiorum Opus.
Los dos temas principales del pensamiento político erasmiano son:
  • La formación del gobernante cristiano.
  • La defensa de la paz.

La educación del príncipe.

La doctrina de Erasmo sobre la educación del gobernante queda expuesta en la Formación del príncipe cristiano (Institutio principis christiani, 1516) dedicada al futuro emperador Carlos V. Es un librito dentro de la línea tradicional del género “espejo de príncipes”.

Erasmo toma al príncipe desde la cuna para poder formarlo mejor. Por ello, considera muy importante la figura del preceptor, que debe estar capacitado para realizar las siguientes funciones:
  • Debe seleccionar a los amigos del príncipe.
  • Debe educarle corrigiendo vicios e inculcándole las “pasiones” nobles.
El preceptor debe utilizar diversos medios. Entre ellos, debe hacer un especial uso de de textos literarios pedagógicos (como las fábulas), evitando las lecturas sobre temas violentos, como las guerras o los conflictos, que puedan despertar la animosidad del futuro gobernante.

En definitiva, Erasmo pretende convertir al gobernante en un “filósofo”, tal como había planteadoPlatón, pero con la diferencia de que el fundamento de la verdadera sabiduría es la moral cristiana, no el conocimiento técnico ni la retórica. El método pedagógico erasmiano tiene como objetivo impregnar la vida del príncipe con el espíritu del Evangelio.

La educación del príncipe no termina cuando accede al trono. Erasmo incide en las obligaciones que el gobernante debe asumir en el ejercicio de su poder. El príncipe debe tomarse en serio las obligaciones del cargo y actuar como tal (a imagen del Cristo crucificado). Y ofrece una serie de recomendaciones, entre las que podemos destacar:
  • Evitar a los aduladores.
  • Conseguir el afecto de los súbditos.
  • Seleccionar adecuadamente a los funcionarios.
El de Rotterdam trata en sus obras aspectos de la política económica del príncipe (como el fomento de las obras públicas o la promoción de la agricultura) y de la política educativa (como la extensión de la educación a toda la población).

La defensa de la paz.

Las reflexiones de Erasmo sobre la política exterior se centran en el tema de la guerra y la paz. Decidido pacifista, ante la omnipresencia de la guerra en la Europa de su tiempo, expresa en elLamento de la pazQuerela pacis, 1517) la queja del desprecio que sufre la paz por los hombres. Referencias a este tema aparecen dispersas por toda la obra del autor.

La guerra es esencialmente antihumana para Erasmo. El hombre se compone de tres elementos:
  • naturaleza (que es común a todos los seres vivos y se rige por el principio de armonía);
  • razón (lo que le hace ser privilegiado dentro de la naturaleza, y le lleva a la vida en sociedad);
  • y gracia o sobrenaturaleza (el don propio del cristiano, que exige el amor el prójimo).
La guerra es contraria a los tres elementos. No obstante, Erasmo señala que no hay paz ni siquiera en la misma Cristiandad:
  • Los sabios cristianos disputan entre sí con ferocidad.
  • Los monjes de distintas órdenes religiosas, los clérigos de distintos cabildos o, incluso, los obispos y arzobispos, se enfrentan entre ellos.
  • Los príncipes de los distintos Estados hacen la guerra.
Erasmo denuncia con vigor el absurdo de la guerra entre cristianos y afirma su ideal de que los infieles (aludiendo a los turcos) habrían de ser conquistados o vencidos con el ejemplo de los cristianos y no por la fuerza de las armas.

Erasmo afirma que las causas de la guerra tienen su origen último en las pasiones del hombre, especialmente, de los poderosos y de las masas. La guerra es, por tanto, irracional y su fin es siempre inútil. Y critica el afán de los monarcas de los Estados modernos por extender sus dominios, ya que cree que la grandeza de un reino no se mide por su extensión, sino por su prosperidad.

La reflexión de Erasmo no se queda en la exhortación moral, sino que, anticipándose a los tiempos, propone medios concretos, de una absoluta modernidad, para instaurar una política pacifista:
  • Fijar con acuerdos estables las fronteras de los reinos de Europa.
  • Despojar a los príncipes del derecho a declarar la guerra para atribuirlo a la totalidad de la nación.
  • Suprimir los antagonismos nacionales mediante una correcta formación de los pueblos, que incluye el correcto conocimiento de los vecinos.
  • Organizar el arbitraje y la diplomacia para la solución de los conflictos.

El poder.

Respecto a la legitimidad y organización del poder, Erasmo sigue doctrinas tradicionales. Frente a la tesis luterana del origen divino del poder, Erasmo sostiene la tesis ciceroniana del origen natural de la sociedad y del poder, siendo este un medio del que se vale la sociedad para conseguir el bien público. Es justo y legítimo el poder que busca el bien público (rey) e injusto el que no lo hace (tirano).

En cuanto a la organización del poder, Erasmo mantiene la preferencia escolástica por la monarquía moderada. En el Scarabeus, explica que el príncipe cristiano ha de contar en su gobierno con órganos que puedan contribuir a incrementar su sabiduría: los consejos o ministerios. Erasmo, además, señala que para el correcto funcionamiento de los consejos es necesaria la completa libertad de expresión de sus integrantes.

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