lunes, 14 de noviembre de 2011

Bacon y el método inductivo

Hay que recordar que para Bacon la ciencia debe tener un objetivo práctico: trans­formar la Naturaleza para ponerla al servicio del hombre, lo cual supone conocerla bien. Por tanto, también el método tiene finalidad práctica (y teórica, por supuesto).
Bacon utiliza aquí una terminología particular. Todo cuerpo, escribe, posee múl­tiples naturalezas (propiedades, cualidades), las cuales tienen como causa inmanente una forma (esencia y ley inmanente). Bacon pretende que su concepto de «forma» nada tiene que ver con el concepto aristotélico correspondiente, lo cual no es del todo cierto. En cualquier caso, la «forma» siempre está oculta, y debe ser descubierta. Y lo interesante es esto: si descubrimos la «forma», podremos modificar las propiedades (o «naturalezas») de las cosas de un modo seguro, y no sólo por el azar de experimentos no dirigidos (como en la alquimia o la magia). Bacon perseguía fines prácticos como hacer un cristal más transparente, un hierro más ligero y resistente, etc. Así pues, el objetivo del método era conseguir «engendrar en un cuerpo una nueva o nuevas naturalezas, transformar unos cuerpos en otros, en la medida de lo posible».
El método para descubrir las formas es la inducción. Y tiene las siguientes partes:
1. Se reúnen todos los hechos que sean posibles acerca de la «naturaleza» que se quiera investigar. Por ejemplo, el calor. A esta parte la llama Bacon «Historia natural y experimental»
2. Se ordenan estos hechos según tres tablas: tabla de presencia (hechos en los que se da esa naturaleza o fenómeno), tabla de ausencia (hechos en los que no se da), tabla de grados (hechos en que varía). En la primera tabla se trata de reunir los hechos más dispares posibles; en cambio, en la tabla de ausencia se trata de recoger hechos semejantes a los de la primera tabla, pero tales que en ellos no se manifieste el fenómeno. Ambas tablas deben ir, pues, coordinadas entre sí. Por ejemplo, en la primera tabla recoge Bacon los rayos del Sol como primer hecho (en los que se da el calor), y en la segunda, los rayos de la Luna.
3. Se procede a la inducción propiamente dicha, la cual comienza por el pro­cedimiento de exclusiones: excluir como «forma» aquello que no se encuentra cuando se da el fenómeno, o que se encuentra cuando no se da, o que aumenta cuando el fenómeno disminuye, o disminuye cuando el fenómeno aumenta. La coordinación de las dos primeras tablas facilita las exclusiones: en el ejemplo citado, Bacon dice que hay que excluir el fulgor y la luz como causa o «forma» del calor (puesto que hay luz en los rayos del Sol, pero también en los de la Luna). A base de exclusiones, dice Bacon, «quedará como en el fondo, desvaneciéndose en humo las opiniones volátiles, la forma positiva, sólida y verdadera, y bien determinada».
4. Ahora bien, Bacon reconoce que este trabajo es muy arduo y supone muchos rodeos. Por eso propone algunos auxiliares para la inducción. El primero es lo que llama «esbozo de interpretación», o «primera vendimia», que no es sino la formulación de una hipótesis provisional a partir de los casos en que la forma buscada parece encontrarse de un modo más claro. A continuación señala Bacon nueve auxiliares más para la inducción, de los cuales sólo de­sarrolló el primero: la enumeración de veintisiete «hechos preferentes».
En realidad, Bacon no inventó la inducción: ya fue utilizada desde los primeros filósofos griegos. Pero Bacon ve en la inducción de los antiguos una «anticipación» de la Naturaleza. Además, era una inducción que procedía por «simple enumeración» (de casos positivos), deficiencia que Bacon supo ver, por lo que junto a la tabla de «pre­sencia» añadió la de «ausencia» y «grados», en lo cual consiste la verdadera innovación baconiana. Sin embargo, Bacon no consiguió perfeccionar su método inductivo, y finalmente pareció dejarse vencer por la complejidad del mismo.
Además, Bacon no llegó a captar el valor de las matemáticas, y cifró el objetivo de su método en la búsqueda de la «forma» (esencia) y de las «naturalezas» (cualidades). Justamente, los grandes científicos de esta época se orientarán en una dirección con­traria: el método hipotético-deductivo, la matematización, la consideración cuantitativa. Bacon ignoró realmente la ciencia de su época y creó un método que nadie llegó a utilizar.

Galileo Galilei: El método científico resolutivo-compositivo

Galileo Galilei, es uno de los cientificos más importantes de la edad moderna, por su grandes aportes a la ciencia, especialmente en el método de trabajo, que usaba para llegar a sus conclusiones y formular sus hipótesis, este metodo es el llamado “método científico resolutivo-compositivo”


El método se basaba en 4 pautas a seguir:


1.- Observación:
Hay que partir inevitablemente de la precisión en la consideración del objeto de la investigación, lo que únicamente es posible por la determinación de datos de observación minuciosamente delimitados y con referencia a un problema que resolver. Generalmente el problema que se plantea hace referencia a una teoría explicativa frente a la cual los datos observados no pueden ser explicados por ella, bien por un cambio de concepto en el fundamento o por simple ampliación de observaciones.


2.- Elaboración de una hipótesis explicativa:
A partir de este momento la explicación de este nuevo modo de concebir el fenómeno requiere una explicación nueva, lo cual se hace como hipótesis o teoría provisional a la espera de una confirmación experimental.


3.- Deducción:
Sobre esta hipótesis o teoría se hace necesario extraer las consecuencias que se derivan del hecho de tenerla por verdadera. Fundamentalmente dichas consecuencias deductivas deben ser de tipo matemático pues, como dice Galileo, la naturaleza está escrita en lenguaje matemático


4.- Experimento o verificación
Se montan las condiciones en las que se puedan medir las consecuencias deducidas, procurando unas condiciones ideales para que las interferencias con otros factores sean mínimos (rozamientos, vientos etc.), y comprobar si efectivamente en todos los casos, siempre se reproducen dichas consecuencias.




1.- Galileo rechaza la teoría aristotélica del movimiento. No acepta la explicación cualitativa. Él pretende una descripción del movimiento por la medida de cantidades, como relación espacio-tiempo que permite establecer lo que él llamó cantidad de movimiento que hoy llamamosvelocidad. La caída libre de los graves, percibida en la experiencia como ir cada vez más deprisa se convierte ahora en una relación meramente cuantitativa de variación de cantidad de movimiento por unidad de tiempo, lo que hoy llamamos aceleración.
Ahora el movimiento de caída de los graves se interpreta como variación de relación de cantidades: en un primer orden de espacio y en un segundo orden de velocidad, con respecto al tiempo.
2.- Galileo considera tres tipos de hipótesis: las metafísicas que no tienen comprobación alguna, las inventadas para salvar la situación, como explicación de las apariencias, y las deductivas pensadas para poder obtener de ellas nuevas relaciones matemáticas entre los elementos de la observación. Estas son las que realmente interesan a la ciencia.
Galileo establece la hipótesis que le parece razonable: la variación de la cantidad de movimiento (velocidad) en el movimiento de caída libre es constante. Dicho modernamente: la aceleración es constante.
3.- Galileo en su caso realizó las siguientes deducciones:
Naturalmente simplificamos y utilizamos conceptos y expresiones matemáticas actuales
Sobre la hipótesis de que en el movimiento de caída de los cuerpos la aceleración es constante, tendríamos las siguientes relaciones:
Velocidad final del móvil: Vf = V0 + at
Velocidad media del móvil: 
Espacio recorrido por el móvil: e = Vmt



Con estas deducciones tenemos un medio de comprobación de la hipótesis pues hemos deducido el valor de la aceleración en función de los valores del espacio recorrido, que es medible, y el tiempo, que también es medible. (Lo que no ocurre con la velocidad o la aceleración con los medios disponibles en la época). Lo que nos permitiría construir una experiencia, ahora experimento, para comprobar que el valor de dicha aceleración es siempre la misma, constante.
4.- No es cierto que Galileo se dedicase a lanzar cuerpos desde la torre inclinada de Pisa. En su lugar construyó unas rampas bien preparadas y unas bolas de bronce bien pulidas para minimizar los rozamientos. Tras numerosas mediciones halló un valor medio que vino a ser, con sus instrumentos de medida, 9,6 m/s2.
Este metodo, fue usado por muchos filósofos, para aplicarlos a las formulaciones políticas de la época, caso de Hobbes, Grocio o Spinoza